Recorro las sábanas
que rozaron tu piel,
envuelvo en mi tacto
las suaves calladas,
ansiosas de nada
cuando tú no estás…
Las horas son liquidas,
queriendo alentarse
cuando te imagino
y de nuevo son prisas
cayendo tan tibias.
Me abruma el deseo
en sábanas frías,
sólo está mi cuerpo
mórfico y descontento.
Abrazo tu almohada
que hoy ya no anhelo
pues tú no dominas
la seda hoy fría…
Me aferro a la nada
y te sueño despierto.
Dormito entelequias
casi delirantes,
que van más vagantes
queriendo encontrarte,
pero ya no estás…
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