martes, 7 de diciembre de 2010

Regalo divino

Desnudaste mi alma al nacer,
pues tú me enseñaste
amar con todo el corazón.

 
Tu corazón es mi corazón
y late por ti…
desde aquel momento
que por vez primera te vi…

 
Desde entonces,
no puedo dejar de ver ése…
tu hermoso rostro,
las sonrisas
y el brillo de tus ojos,
llenos de felicidad.

 
No puedo dejar de imaginar
con ilusión cada día desde hoy…

 
Coronaste todos mis sueños,
pues la imagen que había soñado
es la tuya y existe desde
que algo divino te creo.


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