Cuando la muerte me alcance
y no pueda sangrar más
¿qué haré?
Iluminar mis ojos
y reservar eterna
la luz de mis pupilas…
Guardar en lo más hondo
recuerdos y nostalgias
que sirvan para andar
por aquellos lugares…
¡Gritar! porque más nunca
se escuchará mi voz…
sólo en las entrañas
de éste suelo frío
y quizás… ni ahí.
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